Juan Antonio Zurriaraín
Publicado en ElMundoFinanciero.com
Primero que nada hay que felicitarse de que a la Unión
Europea se nos entregase el Premio Nobel de la Paz, por su real contribución a
la pacificación de Europa después de la segunda guerra mundial en la que
nuestra Europa fue desgraciadamente la gran protagonista. Pero para seguir
siendo merecedora a ese noble otorgamiento, Europa debe seguir apostando por la
paz; bien entendido que hoy por hoy las guerras son más económicas que
militares, Europa debe seguir el camino de una paz económica, poniendo de su
parte algunos Países las restructuraciones necesarias y otros la solidaridad, para trazar el camino de
lucha contra las desigualdades.
Llevamos unos años muy duros en toda Europa, sobre todo los dos últimos, con una crisis de identidad europea, acrecentada por la crisis de debilidad del euro, como consecuencia de la crisis de deuda soberana de muchos países.
Aunque acotada la crisis todavía no ha terminado, hemos cometido
el error de ir afrontándola paso a paso y no como una crisis global, que
hubiese sido más adecuado.
Empezamos por Grecia, Portugal, Irlanda, como si fuesen
causas separadas y todo era lo mismo incluidas España e Italia, de esta forma
hemos permitido que se beneficien los especuladores y que a los países que más
sufrían se les añadiese un plus por la especulación. No podía ser que países de
la Unión Europea como Polonia, fuera del Euro, pagasen menor prima de riesgo
que países como España e Italia por estar en el Euro. Que Hungría, en crisis
financiera y económica, pagase más o menos la misma prima de riesgo que los dos
grandes países latinos.
Pues bien estamos a punto de volver a cometer el mismo error, que España pida en solitario del BCE el rescate menor de apoyo, olvidándonos de que Italia se encuentra en parecida situación y que la especulación podría volver con fuerza hacia ellos.
Pues bien estamos a punto de volver a cometer el mismo error, que España pida en solitario del BCE el rescate menor de apoyo, olvidándonos de que Italia se encuentra en parecida situación y que la especulación podría volver con fuerza hacia ellos.
El Fondo monetario Internacional se cuestiona esto mismo, e
incluso Alemania piensa lo mismo y está incentivando a Monti a pedir el rescate
junto a España. Hará mal Italia en pensar que con el apoyo del BCE a España
ellos se beneficiarán de la caída de la prima de riesgo para su Deuda; eso
puede ser a corto plazo, pero a medio plazo volveremos con la especulación y
dañará a todos.
Hagámoslo de una vez como una crisis global y no parcial. Y
hablo como dije antes de acometer cada uno las reformas necesarias y los demás
la solidaridad, y dentro de estas reformas podría estar un cambio profundo en la
dimensión del Estado Español y, si es posible, hacerlo con un Gobierno de
amplia mayoría, y no solo con el Gobierno Popular aunque tenga mayoría absoluta;
no, no es suficiente. En eso Italia nos ha dado una lección con el Gobierno del
independiente Monti apoyado por los partidos mayoritarios, con el éxito
incuestionable de pasar de tener más prima que España a tener menos.
De lo anteriormente expuesto, junto a los esfuerzos de los más castigados y la solidaridad de los más boyantes, debemos profundizar en más Europa, hemos acometido la moneda única, la política común de tipos de interés que marca el BCE, la política monetaria de liquidez igualmente bajo el control del BCE, las políticas fiscales tendentes al equilibrio presupuestario que adoptarán los Países del Euro, una armonización fiscal en los tipos impositivos, pero debemos seguir insistiendo en la Unión Bancaria y en la implantación de los eurobonos cuando todos los países cumplamos los requisitos de déficit acordados.
De lo anteriormente expuesto, junto a los esfuerzos de los más castigados y la solidaridad de los más boyantes, debemos profundizar en más Europa, hemos acometido la moneda única, la política común de tipos de interés que marca el BCE, la política monetaria de liquidez igualmente bajo el control del BCE, las políticas fiscales tendentes al equilibrio presupuestario que adoptarán los Países del Euro, una armonización fiscal en los tipos impositivos, pero debemos seguir insistiendo en la Unión Bancaria y en la implantación de los eurobonos cuando todos los países cumplamos los requisitos de déficit acordados.
Pero es más, la política de implantación del euro en otros
países de la Unión debe continuar. Una vez encauzados los problemas de la crisis
del Euro, los Países de la Unión Europea que cumplan los requisitos exigidos a
los demás deberían ir incorporándose al Euro. De acuerdo que son decisiones
soberanas, pero se me antoja que el que queda fuera del euro, está relegándose
a ser un país de segunda división dentro de la Unión.
No es concebible un euro sin Suecia y Dinamarca una vez las
tensiones hayan desaparecido y se hayan puesto los cimientos que debieron
implantarse antes de su circulación. Países como Polonia, Chequia, Hungría o
Eslovaquia, deben trabajar por el bien de ellos y de Europa y alcanzar el nivel
exigido para su posterior entrada al euro, probablemente alguno de esos países
estén ya en lo niveles adecuados o muy cerca. Deseable sería la incorporación
del Reino Unido, pero parece muy lejano debido al euroescepticismo que late en
la mayoría de sus ciudadanos.
Hemos hablado más que nada de economía de lucha contra la desigualdad, pero si cabe es aún más importante la Unión política, hay que dar relevancia a la representación política exterior de la Unión, el Alto Representante de la Unión, Sra. Catherine Ashton, no ha sido una figura prodigada y es poco conocida; se necesita una labor institucional mucho más fuerte, y no solo por hablar con una voz común y más influyente sino también por las sinergias económicas que ello significaría para la totalidad de los Estados miembros.
Hemos hablado más que nada de economía de lucha contra la desigualdad, pero si cabe es aún más importante la Unión política, hay que dar relevancia a la representación política exterior de la Unión, el Alto Representante de la Unión, Sra. Catherine Ashton, no ha sido una figura prodigada y es poco conocida; se necesita una labor institucional mucho más fuerte, y no solo por hablar con una voz común y más influyente sino también por las sinergias económicas que ello significaría para la totalidad de los Estados miembros.
Asimismo deberíamos acordar un mayor protagonismo en la
política de defensa común y todo ello sin olvidar que la meta son los Estados
Unidos de Europa.
Juan Antonio Zurriaraín es economista, diplomado en Comunidades Europeas por la Escuela Diplomática y miembro del Consejo Local de UPyD Galapagar
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