martes, 27 de abril de 2010

ALFONSO SOPEÑA: ELECCIONES A LA VISTA (LA LEY DE AMNISTÍA Y OTRAS DISTRACCIONES)

No sé si por edad mi memoria es ya histórica o no. Seguramente ni los mejores analistas sabrían decir donde hay que colocar el límite temporal. En todo caso yo estaba allí cuando, mucho antes de promulgarse la ley de 1977, hacíamos carteles para empapelar los pasillos de la universidad, pintadas (ahora me arrepiento de manchar las paredes) o gritábamos por las calles ¡amnistía ya! Lo hacíamos para que todos los presos y represaliados por cuestiones políticas salieran a la calle, para librar a los objetores de conciencia a la prestación del servicio militar, de las represalias y de las penas de cárcel. Lo hacíamos para que S. Carrillo pudiera pasear libremente, para posibilitar que volvieran Dolores Ibarruri o Josep Tarradellas. Y no sólo políticos y protagonistas de excepción del nefasto periodo que culminó con la guerra incivil, también, para tantos españoles injustamente exiliados. Pero sobre todo, para conseguir una pieza más del entramado legal que permitiera la verdadera y autentica Democracia con la todos soñábamos y cuyo advenimiento no estaba ni mucho menos claro. Si alguien se molesta en buscar en las hemerotecas encontrará titulares de primera página que relacionan ambos temas, y noticias como esta: “Esta tarde el Presidente de Gobierno (A. Suarez) recibirá a la oposición. Temas fundamentales: amnistía y reconocimiento de todos los partidos políticos”. (ABC, 11 enero 1977).

Muchos de los asistentes a aquellas manifestaciones, pretendían también el perdón de los delitos de sangre de algunos miembros del Grupo Revolucionario Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), de ETA o del Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC). Las manifestaciones pro amnistía eran ilegales, algún muerto hubo entre los manifestantes y, desde luego, no por reclamar la gracia para ningún franquista. Dudo que a muchos de aquellos sedientos de democracia se les pasara por la imaginación amnistiar a ningún miembro activo de la dictadura, aunque sin duda, la ley también tuvo consecuencias en ese sentido por la inclusión del apartado e, en su artículo segundo. Quien tuvo la responsabilidad de redactarla, de aprobarla y de promulgarla, tuvo también el buen sentido de articular un texto que contribuía de forma cardinal al principio fundamental que presidió todo el proceso de la transición a la Democracia: la reconciliación de los españoles y la superación del enfrentamiento civil. Y no hay herederos. Los responsables de aquel horror son sus protagonistas, ellos y sólo ellos. Los que vivimos parte de nuestra infancia en la posguerra, no queremos que en ninguna mesa familiar se vuelva a oír aquellos de ¡niño de política no se habla! Los que protagonizaron la llamada transición hicieron lo que debían y seguramente lo que podían. Las nuevas generaciones, afirmo, están preocupadas por encontrar su lugar en una sociedad más próspera y justa, por encontrar una vivienda digna y asequible, por aprender inglés o alemán y llegar a ser bilingües… Hace no muchos años escuche la respuesta de un niño a la indiscreta pregunta de un periodista. ¿Sabes quién era Franco? ¡Sí! el rey que mandaba antes, contesto con rapidez. Pues eso. Y una pregunta: ¿pretenderán los que ahora quieren falsificar (no sólo reescribir) la historia, revisar o derogar la Ley de amnistía de 1977 para que, por ejemplo, los presos políticos de entonces vuelvan a la cárcel? (léase como una ironía).
Permaneceremos atentos.

Pero se acercan, se las adivina ya en la lejanía, las Elecciones Municipales y algunas Elecciones Autonómicas.../...



Temo que todo este tipo de excusas, puesto que la pretendida defensa del juez Garzón es sólo eso, una excusa, sirva para desviar la atención de los auténticos problemas de nuestros pueblos y ciudades. Observo en la prensa de hoy una decidida participación de muchos grupos en este intento de desenfoque de las dificultades por las que atravesamos. Pero no sólo del PSOE, también del PP que ha entrado decididamente en el tema.

Pues bien, frente a estos intentos y a los que, sin duda, afloraran en los próximos meses, Unión Progreso y Democracia, UPyD, debe permanecer y permanecerá, estrictamente fiel a su manifiesto fundacional y a las resoluciones aprobadas en su I Congreso celebrado en diciembre del año pasado. Trasladaremos a los ciudadanos de nuestro municipio nuestro proyecto de regeneración democrática, de servicio a la Comunidad, y de que un Partido Político debe ser sólo un instrumento y no un fin en sí mismo. De que su finalidad no es alcanzar el poder y retenerlo al servicio de interese propios o privados, sino elaborar las mejores propuestas para que los ciudadanos puedan elegir lo que consideren mejor. Que la pérdida de tiempo en permanentes enfrentamientos, luchas de poder y descalificaciones pervierten las reuniones de los Plenos de los Ayuntamientos que deberían dedicarse a tomar las mejores decisiones para la gestión del dinero de sus contribuyentes, con absoluta escrupulosidad y transparencia. Así se evitarían los continuos despilfarros, corruptelas y mala gestión que han conducido al Ayuntamiento de Galapagar a la banca rota. También, que las políticas progresistas no son de izquierdas ni de derechas, que son sólo políticas opuestas al inmovilismo para ampliar y mejorar la libertad y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos. Para todo ello, y para elaborar un Programa digno de la calidad de los electores a los que va dirigido, UPyD celebrará, en primer lugar elecciones primarias en las CCAA y en aquellos municipios donde vaya a presentarse. Nadie podrá encabezar una lista electoral si no ha sido elegido en primarias por todos los militantes de su Agrupación Local. El proceso ya comenzó el sábado pasado con la votación en urna para la renovación de todos los Comités Locales y continuará en los próximos meses. A partir de ahora, su labor será la de tratar de identificar los problemas y preocupaciones reales de los vecinos, para responder con propuestas a sus necesidades, sin olvidar nunca la vocación nacional del Partido.

Alfonso Sopeña

1 comentario:

  1. Y enhorabuena también a tí, Alfonso, por tu magnífico artículo y por el gran ejemplo que nos das a los que tenemos quizá algo menos de "memoria histórica", aunque la suficiente como para reconocer a ciertos farsantes antifranquistas sobrevenidos.

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